Padres de la Patria

“TAL VEZ NO APLIQUE”

Heriberto Santiago

Lucharon por las reliquias, pero olvidaron sus ideas.
Ahora que con motivo del mes de la Independencia Nacional, y la conmemoración del nacimiento de dos de nuestros libertadores, en la República Dominicana estamos, una vez más, en la celebración del mes de la patria, evento que debería vestir de fiesta toda el alma nacional, quiero compartir esta historieta nacida de mi imaginación, sin pretensión de ofender, espero que, sólo en las bondades tenga coincidencias con la realidad de nuestro país, pero que en los aspectos que no coincida, nos provoque al menos alguna reflexión.

En las tierras bajas, al norte de la isla grande, habita un pueblo nacido del mar, llamado La República de Viera, formado en sus orígenes, hace mas de 800 años, por aventureros que vinieron de tierras lejanas en busca de un lugar que tuviera las condiciones que les permitieran asentarse y desarrollar allí un proyecto de nación. El  pueblo de La República de Viera es un pueblo  alegre, pasivo, solidario y laborioso. Fuertemente apegado a sus valores y tradiciones culturales, dominado por un profundo sentido de identidad nacional.

Este pueblo fue fundado sobre la base de los mejores valores de convivencia social y las ideas más liberales que ha conocido la humanidad, tales como la paz, la democracia, el respeto a los derechos fundamentales, la tolerancia, la igualdad y la justicia.  La nación de Viera es un pueblo hermoso, de alma grande, cargado de nobleza donde se celebra la vida y la armonía que predomina entre su población.
A pesar de la buena convivencia y la armonía en que vive, este pueblo padece grandes problemas sociales, gran parte de su población es analfabeta; hay una estricta división social predominando dos clases sociales, una minoría que conforma la clase alta, y es dueña del 90% de las riquezas nacionales y una gran mayoría que conforma la clase baja y su supervivencia es apenas un milagro.

Otras situaciones que padece La República de Viera, son grandes deficiencias en todos los sistemas de atención y servicios al ser humano, tales como el de salud pública, transporte, educación, vivienda, agua potable. Por lo que sus habitantes viven sumidos en un mar de dificultades y calamidades.

En su territorio la Republica de Viera cuenta con todo tipo de paisajes y grandes yacimientos minerales. Posee tierras con óptima  vocación agrícola, hermosas playas, montañas, elevadas montañas, así como hermosos y fértiles valles, grandes ríos, bosques tropicales. A pesar de ello, el aparato productivo está muy desorganizado y carece de un verdadero plan de desarrollo nacional que permita aprovechar sus recursos al máximo, incluso, en los últimos años, ha sufrido un alarmante deterioro en su ecosistema, por el uso abusivo e indiscriminado de sus recursos, la contaminación de sus ríos y la extracción de recursos de sus lechos. A pesar de existir instituciones dedicadas a la protección y conservación del medio ambiente, pero estas han resultado disfuncionales.
Pero el peor de todos los males que padece esta sociedad, es la indiferencia y la apatía de las autoridades frente a sus problemas estructurales. Y a esto se agrega la desconfianza de la población frente a las instituciones del Estado, en las cuales se han hecho denuncias de casos graves de corrupción en la administración pública, lo que constituye una retranca en el desarrollo nacional.

Existen además poderosos grupos que se dedican a toda clase de acciones propias del crimen organizado  como al tráfico de drogas, armas y personas; al secuestro, al sicariato. La existencia de estos grupos, solo es posible  contando con la complicidad de las autoridades responsables de combatirlas. Como consecuencia de la impunidad reinante, la irresponsabilidad de las autoridades, ha surgido un terrible brote de violencia y delincuencia en todas sus expresiones, que hacen que la población se sienta indefensa, aterrorizada y sumida en el pánico.

Desde el poder sin embargo se crean elocuentes discursos, solemnes piezas de retórica que pretenden crear una fabula de la situación, que no convencen ni a quien los pronuncia, y más aún, chocan de manera frontal con la misma realidad que padece el pueblo.

La nación de la tierra baja es un pueblo que a pesar del insostenible y aplastante peso en que se ha convertido la estructura del Estado, sobrevive por su coraje.  Es un sistema que se alimenta de aquellos que decepcionados por el sistema, se hicieron parte de él, y muchos de los que el sistema no ha absorbido, han optado por marcharse a otros países donde esperan ver cumplida su meta de vivir con decencia y dignidad.

Quedan aún muchas personas que sostienen un ideal de convivencia social, conducta personal y desarrollo basado en los ideales puros y valores que dieron origen a esta nación, pero son pocas y la vorágine del poder es tal que los hace lucir como los des razonados, los equivocados. En el torbellino de su situación, transcurre la vida de este pueblo sobreviviente.

Un día, el pueblo de la tierra alta ocupó parte del territorio de la Republica de Viera y en la parte ocupada estaba “LA ALTA COLINA” que es el lugar donde descansan los restos de los padres fundadores de la república, que es para ellos el centro de mayor homenaje  y veneración. La invasión por un pueblo extraño de “LA ALTA COLINA” constituía una afrenta, así que en el pueblo se despertó el alma nacional, y provocó encendidas reacciones en los habitantes de la tierra baja.

Desde la estructura del Estado  se enarbolaron los principios del patriotismo, la nación y la soberanía para motivar la lucha por la recuperación  de las tierras ocupadas. Desde la clase alta se enarboló el criterio de justicia, y desde el pueblo los valores y criterios de la identidad. Hasta las bandas del crimen organizado, indignados por la afrenta, pusieron sus ilegítimos recursos y medios a favor de luchar contra la agresión. En fin, toda una sociedad cohesionada alrededor de una causa. La lucha se dio, y la nación de la tierra baja logró expulsar de su territorio a los intrusos invasores. Se enarbolaron las doctrinas y los principios de los padres fundadores en la motivación a la lucha, se difundían por los medios de comunicación, se ensañaban en las aulas y todos estaban conscientes y de acuerdo del elevado valor de aquellos principios.

Hubo celebración y alegría por la victoria y el alma del pueblo vibró y bailó en su máximo esplendor por el regocijo popular. Fueron días de verdadera celebración. Pasadas las fiestas, todo volvió a la situación anterior, el pueblo a sus padecimientos, y los principios olvidados. Lucharon por las reliquias de sus padres fundadores, pero olvidaron sus ideas.